jueves, 13 de septiembre de 2012

Mis labios no quieren ni verte.

Siempre fantasié con la idea de que el desamor pudiera programarse, de que sea simétrico, es decir, como las películas de robo de bancos que los dos enamorados dicen: "sincronicemos relojes, dentro de tres años dejamos de querernos" y entonces no habría dolor... por desgracia el desamor no es simétrico, y por desgracia hay desengaño y desilusión. Pero... por suerte, porque si no no existirían ni las borracheras, ni las baladas, ni los tangos. Así que como uno deja de querer antes que otro, bienvenidas las canciones que terminan mal, las de amor sobretodo. Ésta es una:
Más herido que asustado, menos triste que atontado 
en la avant premiere de esta resaca extra large.
Vos pedís cambiar de aire, yo no sé cambiar la cara.
Vos corrés el doble, yo te espero la mitad. 
Siento una tremenda topadora haciendo la vertical
encima de este corazón.
Vendería cara esta derrota, 
pero mi coraje cabe en la pestaña de un ratón.