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domingo, 10 de febrero de 2013
Y me saca entre buenas y malas de esta perdición.
Le
agradezco
a mi santo
(el de los que no se cree ninguna)
por haberme engañado
otra vez
y dejarme
a tus pies
, como un ciego que busca y encuentra... después de perderse hasta enloquecer.
¡Sería una real pena no volver a tocarte otra vez!
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