- Vale el orgullo muerto de frío.
- Valen secretos en puntas de pie.
- Vale el pasado sonriendo en penumbras.
- Valen los besos besados sin fe.
- Vale perderse para no encontrarse (nadie se encuentra).
- Valen rencores.
- Valen portazos.
- Vale volver a la escena del crimen, chorreando disculpas.
- Vale atrasar los espejos diez años.
- Valen caricias sin pena ni gloria.
- Valen fantasmas al pie del cañón.
- Vale sangre en el ojo durmiendo sin frazadas de madrugada en un puto sillón.
- Vale mentirse con la soga al cuello, odiarse a secas, silencios de radio.
- Valen las garras del desconsuelo.
- Vale llorar encerrado en el baño.
Con la autoridad que me da el fracaso, declaro de pie:
Lo único que en mi casa no vale es hacer doler.
No me lastimes, así que no me lastimes.