Nada puede salir mal. Me quiero quedar mirando el
mar, ese mar que no te pide nada más que una simple mirada, que te muestra que
está ahí siempre cerca y con eso me alcanza. No existe el miedo, no tiene por
dónde entrar.
Y yo voy, voy, voy, a ningún lado voy.
Y yo voy, voy, voy, a ningún lado voy.