domingo, 25 de marzo de 2012

Todo el tiempo que pasó, no me aleja de tu lado.

Y al fin llegaron tus once añitos, enano. Y pensar que eras un bebe rojito, arrugado, vestido de ropita celeste, que dormías conmigo hasta los tres añitos, que eras la personita más cabezona del universo, y ahora sos el hermano más gruñón, quejón, testarudo, compañero, amable que pueda existir en el mundo. Gracias, gracias y mil gracias más por alegrarme todos los días de estos años junto a vos, más allá de que nos peleemos cada dos segundo, es algo que me divierte, y creo que a vos también, que me pongas de malhumor en sólo dos segundos, y que logres quitarme cualquier tristeza con tus "Te quiero, Juli", tus abrazos, tus besos, y esos momentos en tierno que te suelen agarrar. Gracias por pegarle constantemente a mi "rulete" (Nunca me salió el nombre) y hacerme enojar, por esas tardes de ida al cine, por decirme "Chu" como cuando eras un bebé que no te salía mi nombre, por dejar todo despelotado, por no apagar la televisión cada vez que te vas, por enojarte cuando pongo mi almohadón en tu cama, por hacer guerras de media, por esas cosquillas, por tener esa risita linda que me llena mucho. Y nada, gracias por todo hermanito. Sos mio, y de ninguna nena, y nada. Te amo con la vida, y siempre va a ser así.