Sabíamos
no decirnos nada, conservando en apariencia una amistad consolidada. Sabíamos
no exigirnos mucho “Hola. ¿Qué hacés? convidame un pucho que me tenés
abandonada”. Vos con tu mochila a cuestas, yo con la excusa perfecta, para
charlar de pavadas. Nos hizo un guiño San Telmo, un poco de humo en el medio y
enloquecieron las miradas. Quiso el destino que esa noche hiciera frío, y que
el ruido de los coches me hiciera hablarte al oído. Y si el diablo se contenta
con que dudes un instante. Vos y yo nuestras miserias y esta noche por delante
amor. ¿Quién sabe?. Un umbral perdido, y aquel bar medio vacío, como único
testigo. Bridamos por el olvido, y el espíritu del vino se fue haciendo nuestro
amigo. Con el corazón en llanta, nada mejor que tu lengua abrigando mi
garganta. Y conga, conga, conga, y que siga la milonga amor, que el mozo traiga
otra ronda y que pague Dios. Quiso el destino que ya no hiciera mas frío, y sin
coche y sin ruido sigo hablándote al oído. Y el diablo se contenta con que
dudes un instante. Vos y yo nuestras miserias y esta noche por delante amor.
¿Quién sabe? Amor... ¿Quién sabe?.
24/10/10