viernes, 30 de diciembre de 2011

Desnudando un Ángel.

El azar me colocaba en el camino, hacia el anhelo inextinguible de mamá. Convirtiéndome en el peor asesino, que es quien fusila a su propia voluntad. De insoportable a ameno, de ameno a insuperable, se fue haciendo nuestro viaje habitual. Convocaste a mi talento, y de tu rostro desprendían risas que se hicieron mi manjar. Abrigué cada penuria que me confiabas, y en mis entrañas, te ganaste un buen lugar. Conocí cada rincón de aquella alma que se distingue por su eterna inmensidad. Sin quererlo y de rebote, nos encontramos incendiándonos y dando luz a aquel placer, que transmutó Martes opacos, por barnizarlos de un delirio extremo que se activa en tu sommier. El amor fue tan bien hecho, que infinitas son las gracias que nos concederá. Desnudé, por fin, al ángel que erotiza con caricias de la más bella suavidad. Reflexiono, y esta vez, me maldigo por jactarme, cada tanto, de ser algo desdichado. Debería reconocer que yo he sido aquella tarde en ese patio, un muchacho afortunado por robarte una sonrisa con la prisa de un diablo intratable. Por hacerte parte mio, y en un descuido desnudar a este ángel. 
(Necesito dormir, necesito masajes, necesito bañarme, necesito comprarme zapatillas, necesito una pileta de un metro cincuenta porque no sé nadar  y me ahogo, necesito despejarme, necesito que se hablen, necesito que se arreglen, necesito que se amen como siempre lo hicieron, necesito verlos felices, necesito tenerlos a los dos cerca, los necesito como siempre fueron)