El buzo gris de Mickey Mouse, quedó tirado en el placar, con nueve mil días de uso. Y la corbata de buscar trabajo por la Capital, que tanto odié en el instituto. Y aquel fuego adolescente hoy se apaga indiferente, y me quiero morir. El viejo blues de Pappo´s blues, mi primer baile en aquel club, y un beso en la estación de Padua. Sábado fútbol y algún pool, y la guitarra de Jesús, con cuatro cuerdas oxidadas. Y aquel fuego adolescente, hoy se apaga indiferente, y me quiero morir. No disparen contra los cantantes, los que sueñan, los amantes, dispárenle al dolor. Cuando se nos muere la inocencia, la ambición y la violencia toman el control. Creía en la publicidad, quería ser mayor de edad, veía a Dios en todas partes. Y se encargaron de ponerme piedras en el corazón, y espinas al crucificarme. Y aquel fuego adolescente hoy se apaga indiferente, y me quiero morir. No disparen contra los cantantes, los poetas, los amantes, dispárenle al dolor. Cuando se nos muere la inocencia, el dolor y la violencia toman el control. No disparen contra los cantantes, los poetas, los amantes, dispárenle al dolor. Cuando se nos muere la inocencia, la ambición y la violencia toman el control. Y adiós, Mickey Mouse.