Me enseñaste a no fumar sin desayuno. Me enseñaste a dividir. Que la suma de uno y uno siempre es uno, si se aprende a compartir. Me enseñaste que los celos son traviesos, que es mitad falta de sesos y mitad inseguridad. Me enseñaste a ser pareja en libertad. Me enseñaste que el amor no es una reja, y que es mentira la verdad. Me enseñaste que no es bueno el que te ayuda, sino el que no te molesta. Me enseñaste que abrazado a tu cintura, todo parece una fiesta. Me enseñaste muchas cosas de la cama, que es mejor cuando se ama, y que es también para dormir. Me enseñaste entre otras cosas a vivir. Me enseñaste que una duda puede más que la razón. […] Desde filosofía hasta cómo tocarte. A saber que el afrodisíaco más cumplidor, no son los mariscos sino el amor.